jueves, 3 de diciembre de 2015

Número coherente

Con toda la humildad del mundo

En la oración “Los carros del ferrocarril corre muy veloz” hay un error. ¿Lo notas? ¿No? OK. Tranquilidad. Si no te has dado cuenta, es probable que seas parte de otro problema muy común a la hora de redactar: la coherencia gramatical.

Se llama así a la propiedad que tiene un texto de ser único en tres niveles: el texto completo (también llamado discurso), el párrafo y la oración. En otros artículos puedo irte explicando sobre los dos primeros niveles; por ahora concentrémonos en la coherencia a nivel de oración.

Para decirlo en mis palabras, la oración gramatical es toda expresión que posee sentido en sí misma gracias a una acción explícita, sin importar cuántas palabras hemos utilizado. Por eso es tan oración decir: “¡Abrígate” que decir “La ciudad de Ayabaca espera mínimas de 3 grados Celsius esta noche”. En ambos casos, tenemos una acción explícita que identificamos en el verbo: “abrigar” y “esperar” para los dos ejemplos propuestos.

Y volviendo al primer párrafo, sí tenemos un error. Descompongamos la oración desde la sintaxis, o sea, la forma en que está construída o redactada.

Primero, separemos el sujeto, quien o que ejecuta la acción del verbo: “correr” en el caso del ejemplo. ¿Qué o quién corre? Respuesta: “Los carros del ferrocarril”. Por descarte, “corre muy veloz” es el predicado, que explica la acción que ejecuta el sujeto.

Ahora analicemos gramaticalmente cada palabra del sujeto. “Los” es un artículo en género masculino, número plural. “carros” es un sustantivo común, género masculino, número plural. “del” es un conector o conjunción contraída (de + el) en género masculino, número singular. “Ferrocarril” es un sustantivo común, género masculino y número singular.

¿Te aburriste? No tan pronto. La parte difícil recién comienza.

Todo sujeto tiene un núcleo, la palabra que influye todo el sentido de la oración, sin la cual el enunciado se nos queda en el aire. Y es que todo verbo tiene un sujeto que lo ejecuta, si no, dejó de ser oración… incluso cuando toda la oración es una sola palabra, como lo explicaré después.

Regresemos a “los carros del ferrocarril”. ¿Cuál es el núcleo? ¡Sí! Es “carros”. De ellos estamos hablando. A ver, regresemos la lectura: “carros” es un sustantivo común, masculino, plural. No olvides este dato.

La regla de la coherencia  gramatical a nivel de la oración dice que el verbo se conjuga con las características gramaticales (también llamados accidentes gramaticales) del núcleo del sujeto, esto es, en número, y género si es posible. Y a partir de allí, toda la oración se sujeta a esa conjugación.

Si “carros” es plural, el verbo debe conjugarse en plural. Pero tenemos algo más: “carros” es una palabra en tercera persona (puede reemplazarse por “ellos”). El verbo “correr”, al combinarse con un sustantivo en tercera persona plural se convierte en “corren”, “corrieron” o “correrán”, si hablamos del tiempo presente, pasado o futuro, respectivamente.

En la oración se usó el tiempo presente. Combinémoslo con el núcleo del sujeto. Nos debe resultar: “carros corren”. ¿Cómo se conjugó la oración de nuestro ejemplo? “Carros corre”. ¿Ya te das cuenta del error?

Para mantener la coherencia, el resto de la oración debe someterse a esta conjugación. Entonces nos debe quedar: “Los carros del ferrocarril corren muy veloces”. Como verás, el adjetivo “veloz” también tuvo que conjugarse en plural porque nuestro núcleo es plural.

No podemos conjugar el verbo a “del ferrocarril” porque es un modificador del núcleo del sujeto.

Ojo, no es el ferrocarril el que corre muy veloz, sino los carros. Si quieres cambiamos el modificador por otro. ¿Qué tal “de los ejércitos” o “de la Policía”? no importa el modificador, estamos hablando de los “carros” y toda la conjugación se somete a ellos. La historia cambia si nos quedamos con un solo carro, y todo se somete a la tercera persona singular, que no es nuestro caso.

¿Y qué pasa cuando toda la oración es una sola palabra? Regresemos al caso de “¡abrígate!”. Ya tenemos un verbo, “abrigar”; pero, ¿quién ejecuta la acción? Respuesta: la segunda persona singular (tú). Es como si dijéramos: “¡Tú abrígate!”. Estos son los llamados sujetos tácitos, implícitos o sobreentendidos. Podemos profundizar en estos sujetos en otro artículo.

¡y si tenemos dos o más núcleos del sujeto? Simple: forzosamente, la conjugación del verbo y la oración es plural.

Escribe las oraciones que puedas y practica esta regla. Si deseas, me las puedes compartir a mis cuentas de Facebook o Twitter para comentarte cuánto acertaste.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario