martes, 24 de diciembre de 2019

Lecciones aprendidas compartiendo buenas historias



Una de las mejores ideas en las que pude estar involucrado este 2019 ha sido la producción de un webcast (transmisión de un contenido exclusivamente por Internet) al quellamamos, contraviniendo las normas del branding, como Una buena historia para compartir, o BHC por el acrónimo que le elegimos, y cuyo concepto es simple: narrar y difundir historias reales e inspiradoras que nos devuelvan la fe en las buenas noticias.


Parece sencillo escribirlo, pero trece episodios después sí que ha sido todo un reto, ya que no bastó el entusiasmo de Francesco Navarrete y Daniella Peña, quienes pasaron a ser mi productor y productora respectivamente, o el cuidado que le pusimos en la selección de temas, el manejo de los contenidos y el desarrollo de una técnica complicada a pesar de su simplicidad: el plano secuencia, el arte de presentar una pieza audiovisual sin cortes de edición, incluso trasladando la cámara, y encima –como decidimos complicarlo con nuestros recursos mínimos—completamente en vivo.


Quienes digan que es como hacer radio, se equivocan, no porque la radio sea más sencilla de desarrollar, sino porque son dos lenguajes totalmente diferentes; además, la televisión tiene un componente crítico que la radio no: la imagen. Pero, siendo justos, incluso la radio posee como su principal reto estimular la imaginación de la audiencia para crear imágenes mentales, así que tampoco es que el soporte de solo audio sea pan comido. Mientras tanto, regresemos al asunto del plano secuencia.


Quien lea esto y no tenga mayor noción sobre producción de contenidos audiovisuales, o peor aún no tenga noción de cómo producir contenidos para difusión masiva, podría pensar que se trata de televisión prehistórica, cuando no existían ni las cintas de una pulgada que permitieran guardar las imágenes; pero, curiosamente, lo sencillo en las épocas de los formatos digitales de registro, almacenamiento y distribución es prender la cámara, hacer lo que se tiene que hacer, cortar, y juntar todo mediante montaje, especialmente si los errores se han sucedido de manera prolija. Y si hay defectos, existen los filtros en posproducción.


No es que tampoco gritar ¡acción! o ¡corte! o¡se imprime! sea fácil; lo que digo es que de pronto, muchos productores están viendo en el montaje un recurso fácil para realizar contenidos, y no lo es. Si no se plantea la pieza en tres actos con sus respectivos puntos de inflexión, incluso cuando se trata de realidad no inventada, entonces no se logrará ese mágico momento de jugar con la tensión de la audiencia, técnica que heredamos de la Grecia Clásica, y que debe tener unos 3000 años de antigüedad cuando menos.




Lección 1: En vivo quiere decir en vivo
En televisión en vivo con contenidos previstos, como la que se hacía en Perú hasta mediados de la década de los 1960, no había opción de corte. Probablemente algunos ajustes en sonido e iluminación, pero básicamente poner todo en escena, para comenzar, requiere de tres características clave: muy buena comunicación dentro de todo el equipo de trabajo, que el talento a cámara (no solo el presentador) tenga los recursos suficientes para salir del paso si algo se sale de control, y nunca por nunca perder la conciencia de que ya no habrá vuelta atrás una vez transmitido el primer segundo.


Lo primero se resolvió manejando una pauta que establezca de qué se va a hablar, qué se va a mostrar y en qué momento va a mostrarse. Parece que estuviera hablando de un guion pero estrictamente no lo es. Sí, quienes creían que apenas la transmisión comenzaba, Nelson se ponía a hablar cual lorito lo primero que le viniera a la cabeza, se equivocan; detrás de cámara, mis productores me estaban marcando ’timing’ o fluidez, temas y tiempo. Y el documento de trabajo era la pauta que yo escribía.


Lo segundo, aunque no lo crean, fue aplicar ‘casting’ o audiciones. Hay gente que sabe nos propuso temas y personajes pero nunca fueron considerados en la temporada. La respuesta de por qué no los incluímos es simple: las historias no estaban adecuadamente impulsadas o no sonaban consistentes, por lo que era complicado entender cuál sería el gancho mediante el que podíamos conseguir atrapar a la audiencia. ¿se puede corregir? Sí, se puede, y más adelante les comentaré cómo.
El caso es que cuando comenzamos a trabajar con otras personas en cámara, a las que llamamos “los protagonistas” (no “los invitados” porque, básicamente, íbamos a meternos en sus espacios cotidianos para transmitir), llegamos a tener sesiones de ensayo, e incluso ensayábamos antes de salir en línea para estar seguros de que todo el mundo estaba sincronizado.


Y lo tercero fue definitivamente un ejercicio de concentración general –repito, no solo de los productores o mía—donde la instrucción principal era olvídate que hay una cámara, sigue conversando conmigo y la otra era si algo sale mal, no hay problema, lo salvamos sobre la marcha. Pero lo que sí puedo decir es que cada webcast era motivo de conversación semanal para que todo el mundo esté seguro de que estaba hablando el mismo idioma. Claro que se escaparon detalles, como que la cámara se movía mucho, o la señal wifi se caía y se comía pedazos de audio o video, pero en líneas generales, el trabajo fue realmente bueno.




Lección 2: La historia es más importante que la tecnología
Cuando íbamos a transmitir a locaciones, algunos protagonistas esperaban que apareciésemos con una enorme cámara, cables por todo sitio, luces, micrófonos, y afuera un carro con enormes platos lanzando la señal a algún satélite. Lamentamos desilusionarlos, pero todo se hizo con un celular inteligente enganchado a una señal de internet inalámbrico, y no hubo más carro que Homero, el escarabajo rojo que nos ha transportado por la ciudad y alrededores.


Por supuesto que cuando eso llegó a oídos de la competencia, comenzaron a decirnos que metamos tal equipo o este otro o este otro, y la verdad es que todas las sugerencias han sido muy buenas, y eso demuestra que el producto genera interés al punto que hasta tus competidores quieren que mejore. Pero en esta primera temporada, Francesco y yo queríamos retarnos a nosotros mismos a sacarle el jugo a las posibilidades que un aparato tan pequeño como un celular nos permitiera, a hacer cosas que no demandaran llevar más equipo, y que es el signo de esta era: la convergencia te permite poner en público cualquier cosa hasta con un dispositivo espía: más que un reto tecnológico, era un reto técnico.


Entonces, si la tecnología no era nuestro plato fuerte, ¿dónde asentábamos ambos pies? En la historia, el relato, en el manejo de los datos, en la lógica de los argumentos, y, por encima de todo, en la veracidad de lo difundido. Y la prueba de ello es que cada webcast tiene una versión multimedia, es decir, un contenido en el que la audiencia puede reproducirlo otra vez y complementarlo con información adicional en texto, audio y video existente en la red y en fuentes que no necesariamente pertenecen o son controladas por nuestro producto. En otras palabras, investigación.


Como dije arriba sobre los datos, lo siguiente era dosificarlos de tal manera que el interés vaya creciendo en la audiencia, y aquí vino otro reto. Usualmente todo el mundo se está acostumbrando a que en dos, excepcionalmente, cinco, minutos, se les cuente algo. En BHC, nos hemos dado el empacho de tomarnos hasta 29 minutos con 30 segundos para hacerlo y sin cortes (recuérdenlo), y la razón es bien simple: la narración se hacía tan buena a la hora de ponerla en escena que básicamente la dejábamos fluir. Mucho del mérito lo tienen los y las protagonistas, y no es que hayamos descubierto la pólvora.


La talentosísima artista mexicana Verónica Castro contó una vez que una entrevista con el finado Juan Gabriel programada para dos horas (música incluída) se fue de largo por cinco debido a que el invitado ameritaba extenderse. Lo chistoso es que no me inspiré tanto en la “chaparrita”; mas bien, mi referente, como se lo he contado a muchas personas, es la cubana Cristina Saralegui. Y de hecho, pensando en ella, hemos conversado sobre la posibilidad de migrar a un formato con público en vivo, pero veremos aún, ya que todo está sujeto a financiamiento.




Lección 3: La confianza en la propia historia
Otro reto de este primer paquete de webcasts ocurrió a partir del episodio 8, cuando dejamos los monólogos e incorporamos la participación de los y las protagonistas. En realidad, la idea de meter más gente a cámara comenzó desde el episodio 3 cuando compartí la conducción y tuvimos a nuestro primer protagonista; pero, diversos factores, entre ellos la disponibilidad de la otra persona hicieron que lo pospusiésemos por cuatro webcasts más.


¿Pero qué personas estarían dispuestas a compartirnos sus historias? Durante la primera mitad de la segunda etapa, nos dimos al trabajo de buscarlas y convencerlas de que su experiencia, a parte de ser inspiradora, tenía que contarse a cámara no como una entrevista sino mas bien como una conversación natural entre viejos conocidos. Lograrlo fue tan complicado como ir construyendo confianza en el formato, en la manera cómo íbamos a tratar los contenidos y en mí mismo.


Y en este sentido, los webcasts que funcionaron mejor en términos de reacción positiva del público fueron los protagonizados por mujeres. No hay mucha ciencia para explicar por qué: las mujeres valoran mejor sus historias de vida que los varones, y cuando las cuentan, las actualizan de tal manera que la audiencia conecta con una facilidad intstantánea. Bien por esos webcasts. Queda como reto, si lanzamos una segunda temporada, alternar un webcast con un protagonista y otro con una protagonista, como nos impusimos inicialmente.


En la segunda mitad de la segunda etapa, la cosa fue relativamente sencilla: la gente vio en video lo que estábamos haciendo, confió en la calidad del formato y comenzaron a aparecer entre quienes invitamos a aparecer en cámara y quienes pidieron aparecer en ella. Ahora bien, ¿cuál es el poder de compartir una buena historia? Lo primero es que revaloras tu vivencia no importa de qué tipo sea; segundo, la lección que tu aprendiste es un aprendizaje que va a serle útil a alguien más; tercero, contribuyes a cambiar la actitud de las personas virando a una visión más positiva de la vida y de sí mismas. En resumen, construímos cultura de paz usando un medio de comunicación masiva.




Lección 4: El planeta quiere conocerte
Sin duda que el acierto del formato fue cuando incluímos a un o una protagonista en cámara en el sentido del impacto sobre la gente que vio cada episodio. Y aquí viene lo mágico: no solo llegamos a internautas en el ámbito de Sullana; logramos trascender a él y expandirnos tan al norte como Canadá y los Estados Unidos, tan al ssur como Chile y Argentina, tan alrededor como europa Occidental y hasta Japón. Doquiera que hubiese un hispanohablante nativo o adoptado, el contenido funciona perfectamente igual. Y, como procuramos que el estilo sea inactual, si lo reproduces ahora mismo, está tan vigente como el día en que se transmitió.


Entonces, cuando alguien participa del proyecto BHC debe considerar que no solo le está hablando a sus amigos que conoce cara a cara o que conoce mediante Facebook, sino que está en condiciones de generar el espíritu de comunidad con miles alrededor del mundo. La cosa es dar la cara. Por eso, el eslogan del programa es “el planeta quiere conocerte”.


El reto en este sentido es ir saliendo de Sullana y explorar otras localidades. Llegamos a hacer un webcast en Piura, y nos quedaron otros tantos por lanzar; pero también aparecieron buenas historias en Chulucanas, Ayabaca, Catacaos, Paita o Huancabamba. No hemos podido cubrirlos por un tema logístico (se busca patrocinador, por si acaso), pero sí nos encantaría llegar a ponerles en pantalla.


Otras actividades que se nos han ocurrido en torno al formato, y desde ya las voy anunciando, son experiencias vivenciales en vivo mediante las que te enseñemos a identificar tu buena historia y cómo usar nuestra plataforma o tus propias plataformas para irlas compartiendo no solo con tus patas o panas sino con todo el mundo. Así que si te interesa tener la tuya propia allí donde estés, ingresa a https://facebook.com/BHCoficial y nos dejas un mensajito, además que podrás ver todos los episodios en sus tres versiones.


Y cierro este año con el remate del programa, y que debería ser una suerte de mantra para 2020 y los años por venir: yo tengo una buena historia para compartir… ¿Y tú? ¡El planeta quiere conocerte!




A lo largo de esta entrada podrás reproducir los webcasts con mejor desempeño ante el público. No olvides dejarme tus comentarios en mi cuenta de Facebook, Twitter, en mi canal de YouTube o aquí abajo.

What I learned after sharing good stories


One of the best ideas I could be involved this 2019 has been the production of a webcast (releasing contents exclusively on the Internet), what we called, objecting the rules of branding, A Good Story To Share, or BHC for the Spanish acronyme we chose it, which concept is simple – to tell and to release real, inspiring stories those give us back the faith in the good news.


It seems easy to write it, but 13 episodes later, it has been a whole challenge for sure, because the enthusiasm of Francesco Navarrete and Daniella Peña, who became my producers, was not enough, or the care we gave to choose the topics, or the contents management, or the performance of a complicated technique despite its simplicity – the sequence shot, the art to feature an audiovisual piece without edition cuts, even travelling the camera, plus –as we decided to complicate with our few resources—completely on live.


Who say it’s like making radio are wrong, not because the radio is more simple to perform, but they are two totally different languages. Also, the television has a critical component than the radio doesn’t have – images. But, being fair, inclusive the radio has like its main task to estimulate the imagination of audiences for creating mental pictures, so the only-audio media neither is a piece of cake. Meanwhile, let’s get back to the sequence shot stuff.


Who reads this and has no most notion about audiovisual contents production, or still has no notion about how to produce mass-releasing contents at worst, could think it’s about pre-historical television, when there were no 1-inch tapes those allowed to keep images neither, but curiously, the simple in times of digital recording, storage, and distribution formats, is turning on the camera, making what it must to make, cutting, and gathering all by edition, especially if bloopers have happened a lot. And if there are mistakes, there are filters in post-production.


It’s not about  screaming action!, or cut!, or print! Is easy neither, what I say is, suddenly, many producers are seeing in edition an easy resource to make contents, and it’s not so. If the play is not set up in three acts with its related plot points, even when it’s about non-fictional reality, then that magical moment to play with the emotion of audiences will not be gotten, technique we inherited from Classic Greece, that must be about 3000 years old as a little.



Lesson 1 – Live means on live
On preset-content on live television, as made in Peru until mid-1960s (and in the U.S. during the 1950s), there were no option to cut. Probably some adjustment in sound, lighting, but basically performing everything, to begin, requires three key characteristics: a very good communication in the whole crew, that the on-camera talent (not only the anchor) has enough resources to save the frame if something gets out of control, and whenever losing the awareness that there won’t be reverse back once the first second gets released.


The first was solved  by handling a checklist that sets that is going to be spoken, to be shown, which moment is going to be shown. It seems I were talking about a teleplay but it’s not strictly. Yes, who thought that the webcasting just began, Nelson started to speak the first coming to his head like a parrot, get wrong. Behind the camera, my producers were marking me timing, topics, and time. And the work document was the checklist I wrote.


The second, even when you don’t believe it, was to apply casting. There are people who know that proposed us themes and characters, but they were never included in the season. The answer of why we didn’t include them is simple: the stories were not pitched adequately, or they didn’t sound consistent, so it would be complicated to understand what hook would be we can use to catch the audience. Is it possible to get? Yes, it is, and I’ll comment how to get it later.


The point is when we began to work with other persons on camera, whom we named the stars (not the guests because, basically, we were to get inside their daily space to webcast), we became rehearsal sessions and even we did rehearsals before going online to be sure that everybody was synchronized.


And the third was definetly a general focusing exercise –not only the producers or mine, I repeat—where the main instruction was forget abot there’s a camera, continue talking to me and the another was if something goes wwrong, there’s no problem ‘cause we solve it on the way. What I can say, indeed, is every webcast was a weekly conversation topic for everybody was sure we were speaking the same language. Of course, details broke out, as the camera trembling so much, or the wi-fi signal fell down bitting pieces of audio or video, but, in general, the work was really good.



Lesson 2 – The story is more important than the technology
When we were to webcast on location, some stars expected we appeared with a huge camera, cables everywhere, lights, microphones, and a truck with large dishes linking the signal up to any satellite outside. We are sorry to deceive you but everything was made with a smartphone linked to a wireless Internet signal, and there was no more car than Homero, the red VW beetle that transported us through the city and around.


Of course, when it came to the ears of our competitors, they started to say us for introducing this device or this one or this another one, and the truth is every suggestion has been very good, and that proves the feature generates interest as much as your competitors wanted it improves. But in this first season, Francesco and I wanted to encourage ourselves for taking all the possible advantages that a such little device as a cellphone allowed us, making things not needing to carry more equipment, and that is the sign of this time – the convergence allows you to put in public anything including with a spy device. More than a technological challenge, it was a technical challenge.


Then, if the technology was not our spot, which was it? The story, the narration, the data management, the logic of the storyline. And overall this, the veracity of the released. And the proof of that is the multimedia version, we mean a content that the audience can play again and complement with additional information in text, audio, and video existent on the net and in sources those are not necessarily belong to or are controlled by our feature. Research, in other words.


Like I said up before about the facts, the next was to dose them someway so the interest went growing in the audience. And another challenge came here: everybody is usually assuming to tell something in two, exceptionally five minutes. ON BHC, we took until 29 minutes 30 seconds to make it, uncut (remember it), and the reason why is pretty simple: the narration became too good  at the time to perform it that basically we let to flow. The stars have much of the credit, and this is not about we discovered the penicilin.


The very talented Mexican artist Verónica Castro told once that an interview with late singer and songwriter Juan Gabriel scheduled for two hours (music included) extended five due to the guest deserved to take more time. The funny thing is I was not much inspired on  la chaparrita. Rather, my reference, as I told it to many people, is the Cuban journalist Cristina Saralegui. And in fact, thinking of her, we have talked about the possibility to migrate to a live-audience format, but we are still thinking of it, because everything is submitted to funding.



Lesson 3 – The trust in the own story
Another challenge of this first webcasts package happened since the episode 8, when we left the monologues and incorporated the participation of the stars. Actually, the idea to bring in more people on camera began since the episode 3 when I shared the anchoring  and we had our first star, but different factors, the availability of the other person among them, made we to postergate it for four more webcasts.


But what people would be able to share us their stories? During the first half of the second phase, we worked to search and convince them  that their experience, including to be inspirational, had to be told on camera not like an interview but a natural conversation between old buddies rather. Getting it was such as complicated as building trust in the format, in the manner how we were to treat the contents, and in myself.


And in this sense, the webcasts working better in terms of positive feedback were the ones starred by women. There’s no much science to explain why: the women value better their life stories than the men, and when they tell them, they update them so much that the audience connect to them so easy, instantaneously. Right for those webcasts. Our remaining challenge, if we launch a second season, is to alternate a webcast starred by a male to another one starred by a female, as we encourage initially.


In the second half of the second phase, the stuff was relatively simple. People watched on the video what we were making, trusted in the format quality, and started to appear within who we invited to feature on camera and who requested to be featured on it. So now, what’s the power to share a good story? First, you re-validate what you lived no matter wwhat kind is, second, the lesson you learned is a learning to be useful for somebody else, third, you contribute to change the attitude of people turning to a much positive vision of the life and themselves. In brief, we build peace culture by using a mass-media.



Lesson 4 – The planet wants to meet you
No doubt – the accurate thing of the format was when we included  a star on camera in terms of impact on the people who watched every episode. And the magical comes here: not only we reached netsurfers around Sullana (the city where our headquarters are located, actually), but we got beyond it and expand to the north as much as Canada and the U.S, to the south as much as Chile and Argentina, around as much as Western Europe and even Japan. Wherever a native or adopted Spanish-speaker was, the content works perfectly the same, and as we try the style to be unactual, if you play it right now, is so current as the day it was webcasted.


Then, when somebody features on the BHC project, must consider not only is speaking the buddies known face-to-face or via Facebook, but is able to generate the community spirit joining thousands around the globe. The point is to face. That’s why the show’s slogan is the planet wants to meet you.


The challenge in this sense is going out Sullana, exploring other towns. We became to make a webcast in Piura, and other elsess left to launch. But good stories also appeared in Chulucanas, Ayabaca, Catacaos, Paita or Huancabamba, other places in Piura Region. We couldn’t cover them because a logistic issue (sponsor wanted, by the way), but we would like to feature on the screen.


Other activities we have thought around the format, and I’m going to announce right now, are living on live experiences which we teach you to identify your good story and hhow to use our own platform or the yours to go sharing with your buddies as well as everybody, so if you are interested to have your own, where you are, go to https://facebook.com/BHXoficial and leave us a little message. Also, you can watch all the episodes on their three versions.


And I close this year with the footer of the show, and that should be a kind of manthra for 2020 and the upcoming years – I have a good story to share, and you? So, the planet wants to meet you!



Please, forgive me if you don’t speak Spanish, but I share along this posts some webcasts with a better impact in our audience. Leave me your comments on my Facebook or Twitter accounts, my YouTube channel, or right below here.