viernes, 11 de diciembre de 2015

El amigo mataburros

Con toda la humildad del mundo

Está comprobado que si quieres aprender a escribir bien, tienes que aprender a leer bien. Esto quiere decir que comprendas lo más posible aquello que transmite quien escribe más allá de lo que enuncia.

Y es que siempre que comunicamos nos movemos a dos niveles: lo que decimos, que se conoce como el mensaje, y lo que en realidad queremos decir pero no es evidente al primer vistazo, que se conoce como metamensaje (meta es una palabra griega que significa ‘más allá’).

Entonces, cuando redactas una oración enuncias o manifiestas un mensaje, y transmites (también ‘trasciendes’) o cargas cada palabra con un significado especial que va directo a la mente de quien te lee.

Ahora bien, una cosa es enunciar y transmitir sin control alguno, y otra cosa es cuidar cada uno de esos dos planos. Y para ello, tienes que dominar la unidad básica de la comunicación, por lo menos en nuestro idioma: la palabra.

El dominio de las palabras implica conocerlas en su estructura formal (la ortografía y la gramática) y también en su estructura profunda (lo que significan y con qué otras palabras están emparentadas).

La fuente por excelencia para conocer y dominar las palabras en sus dos planos es (redoble… ratatatatatatattatatan) ¡el diccionario de significados! También conocido como diccionario a secas o amigo mataburros en círculos ‘más íntimos. Por cierto, ¿por qué se ensañan con el burro como un ser falto de inteligencia, cuando al menos los burros piuranos son lo máximo en memoria y resistencia? Bueno… sigamos.

Todas las palabras de nuestro idioma, y las que vamos adoptando de otros muy a nuestro pesar, están contenidas en el diccionario. Solo hay que saber buscar.

La técnica es simple: cuando leas, ten lápiz y papel a la mano, apunta esas palabras que te suenen raras o generen dudas, y ve al diccionario a buscarlas.

Si aún conservas los diccionarios en formato impreso, éstos se organizan alfabéticamente: A, B, C, D, E, F, G, H, I, J, K, L, M, N, Ñ, O, P, Q, R, S, T, U, V, W, X, Y y Z. según la Real Academia de la Lengua Española, el órgano supremo que cuida (¿?) y promueve nuestro idioma, esas son todas las letras de nuestro alfabeto.

Hay gente que sigue incluyendo a la CH y la LL como parte de él, pero la verdad es que la Academia las considera solo como sonidos combinados hace más de tres décadas. De hecho, si hubiera que incorporar letras combinadas, tendríamos que meter a la SH o la TS o la TL, ampliamente usadas en el quechua (como en “shingar”) o el inglés (como en “Wáshington”), el japonés (como en “tsunami”) o el náhuatl (como en “Popocatépetl”), cuyas voces hemos ido incorporando en nuestro idioma, e incluso en otros idiomas.

Entonces, los diccionarios se organizan en base a esas letras, y luego en base a combinaciones que siguen el mismo orden. Por ejemplo, para la A, tenemos AA, AB, AC, AD, AE, y así sucesivamente. Y ese es otro truco para buscar con rapidez en los diccionarios impresos.

Aquí va un ejercicio: el adjetivo”activo/activa”. Sé que la primera letra es A, y su combinación básica es AC; entonces, abro el diccionario, ubico la A, y de inmediato me fijo en la combinación AC, que va después de la Aa y la AB. Una vez que halle el paquete AC, busco AcT, y “activo” no tardará en aparecer.

Para quienes suelen leer, este método puede parecerles aburrido y anticuado; sin embargo, todavía hay muchas personas que ignoran esta lógica, y aquí estamos para intercambiar aprendizajes. En todo caso, si estás enseñando a leer a alguien, este método lógico puede salvar vidas. Tal como lo lees.

Pero, claro, ahora y gracias a la Internet, podemos ingresar a cualquier diccionario en línea, escribir (¡correctamente!) la palabra y listo. Pero, todavía no hemos completado nuestra tarea. A propósito, yo siempre recomiendo consultar el Diccionario de la Real Academia de la Lengua española, que constantemente está actualizándose,. Además la academia tiene una cuenta en Twitter donde mandas tus dudas y en término de 12 horas como máximo te responden. Por lo menos a mí sí me funcionó.

Entonces, sea en impreso o sea en línea, tenemos nuestra palabra o voz. Nota que primero aparece toda resaltada y tal como debe escribirse, lo que nos permite conocerla en su nivel formal. A continuación, aparece su significado o definición (lo que es), que nos permite conocer su nivel más profundo.

Al costado de la palabra se acostumbra poner indicaciones respecto a su categoría (sustantivo, pronombre, adjetivo, adverbio…), su género (masculino, femenino o neutro), y, en algunos casos, el vocablo del que procede (que en el español casi todo viene del latín). Toda esa información es útil, especialmente cuando nos lanzamos a la práctica de redactar oraciones. A veces, también figuran indicaciones sobre la versatilidad de cada palabra .

Ya en la definición o significado, puede suceder que encontremos una o varias acepciones. Una acepción es la forma exacta cómo se define una palabra; pero hay palabras que pueden tener diferentes significados o acepciones (ejemplo: letra), sobre las que la Academia se ha tomado el trabajo de jerarquizar en función del uso general y la precisión del significado, ya sea connotativo (es lo que es) o figurado.

Y este detalle ha de tomarse muy en cuenta porque cuando escribimos también transmitimos una intención abierta u oculta. Y ello influye en las palabras que seleccionamos: si nuestra intención es avierta, tendemos a usar las acepciones connotativas o exactas de las palabras; si nuestra intención es oculta, tendemos a usar las acepciones figuradas.

Ojo que tener una intención oculta no significa que persigamos un fin negativo. si te encanta la poesía, notarás que está repleta de acepciones figuradas, especialmente en las metáforas. Sí, hasta para entender literatura en verso necesitas un diccionario.

Entonces, si tienes mucho o poco dinero, y lo quieres invertir en alimentar tu biblioteca, mi consejo es que tu primer libro sea un diccionario de significados. Y si confías en la Internet, pon en tus Favoritos, el sitio web de un buen diccionario en línea.

Como siempre, podemos seguir intercambiando inquietudes en mis cuentas de Facebook o Twitter.

 

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