jueves, 25 de agosto de 2022

#3alhilo edición 24 de agosto de 2022



#3AHpolitica El Ministerio Público allanó la casa del alcalde distrital de Carabayllo, Marcos Espinoza. Al cierre de esta edición, el burgomaestre está detenido. Del mismo modo se detuvieron a 15 funcionarios, y más de 20 inmuebles fueron allanados.

Por su parte, el Ministerio Público sigue investigando una presunta organización criminal que parece haberlo negociado todo… desde obras públicas hasta ascensos en las Fuerzas Armadas y Policiales. Además, se sospecha que altos cargos directivos en el gobierno peruano fueron negociados a cambio de dinero… o votos en el Congreso. Las pruebas, si son ciertas, suenan demasiado incriminatorias.

De primera mano, mucha gente podría pensar que, de probarse todos estos casos, queda confirmado que quienes aspiran a un cargo político solo buscan servirse del pueblo… no servir al pueblo.

Aunque, quizás hablar del pueblo pueda desviar por un momento cualquier esfuerzo de vigilancia ciudadana. Es decir, la fiscalización que puede hacer cualquier persona viviendo en nuestro territorio. La razón es que los dineros y la información de propiedad pública, técnicamente, nos pertenecen a todos… al pueblo. Por lo tanto, tenemos la potestad de exigir a las autoridades y los funcionarios que nos rindan cuentas.

Claro que solicitarlo tiene un trámite y unas normas de conducta razonables. Pero, ¿cuánta vigilancia ciudadana se hace en Perú? Una búsqueda rápida no nos arroja una estadística sobre la cantidad de comités de fiscalización ciudadana. Sin embargo, en 2017 se trató de pasar una ley que reconocía su existencia.

Aunque la Constitución de 1993 no dice algo concreto sobre este tema, tampoco prohíbe que ciudadanía organizada y no comprometida políticamente pueda agruparse para pedir que el sector público le rinda cuentas siguiendo los mecanismos de ley.

De entrada, la Contraloría General de la República hace esta labor, y los informes que publica pueden ser un insumo interesante para fiscalizar la gestión pública.

Mientras tanto, vale decir que la corrupción no es un problema peruano. En Argentina, por esta causa, la Fiscalía local está pidiendo inhabilitar de la función pública a la actual vicepresidenta del país y ex presidenta Cristina Fernández. Y lo último que supimos fue que en Brasil, su Ministerio Público local intervino a unas 20 personas ligadas al sector privado. Se les acusa de complotar junto al actual presidente Jair Bolsonaro para dar un autogolpe de estado.

Lo que parece quedar claro es que… en todas partes se cuecen habas.

#3AHcandidato Hace unas semanas escribí en mi cuenta de Facebook que, en mi experiencia como periodista, parece que el mejor indicador para saber si la gestión de una autoridad será idónea… es el momento en que juramenta.

Aunque no es una regla, y necesito sentarme a hacer una estadística seria, sucede que quienes se salen de la fórmula del “sí, juro” y comienzan a agregar a su familia, su tierra, o hasta sus mascotas, son las que fracasan o las que terminan siendo investigadas por la comisión de algún delito. 

Insisto: esto no es una conclusión científica. Pero algunas personas comentaron ese estado que escribí diciendo que opinaban lo mismo.

A diferencia de otros países, donde salirse de la fórmula de juramentación o protesta, como se le dice en México, puede traer consecuencias legales, en Perú… no tiene ninguna penalidad.

Solo como dato, en los estados Unidos, cuando el nuevo presidente de la nación equivoca el texto exacto de su juramentación, podría exponerse a que su autoridad no sea formalmente reconocida. Sí, a esos niveles de rigidez hablamos.

Pero, como decía, en Perú la cosa es más flexible. ¿Debería reglamentarse por ley?

Personalmente pienso que sí. Pero, más allá de esta idea, ¿nos da alguna clave adicional el hecho de salirse de la fórmula de  juramento?

Aunque para algunos o algunas de ustedes la salud mental de políticos y políticas podría ser un tema inapropiado de ventilar, fíjense que en la última década, nuestros vecinos están estudiando el tema científicamente.

Bajo la etiqueta de “psicología política”, hay desde estudios hasta libros editados en Argentina, ecuador y  Colombia, por mencionar los que hallé en una búsqueda rápida. Y no solo están estudiando el comportamiento de los políticos, sino qué factores influyen para que la ciudadanía los ponga en el poder.

¿en el fondo nuestros votos son una proyección de nuestra verdadera visión de vida social? No la políticamente correcta, sino la que realmente deseamos en nuestro corazón, y que podría generarnos rechazo si la compartiéramos abiertamente. El tema es apasionante y si les gusta, podemos profundizarlo.

#3AHturismo  En ediciones anteriores les contaba que algunos visitantes de lugares que ya son destinos turísticos aquí en el departamento de Piura están regresando decepcionados de la calidad de atención y de los servicios.

Posiblemente para los lugareños y para muchos empresarios del sector, éste es un aspecto irrelevante, o del que mejor sería no hablar. Pero en ese descuido, se estaría activando una bomba de tiempo.

Muy al margen de lo que puedan decir las campañas de publicidad y las redes sociales, parte de nuestras decisiones de compra vienen altamente influidas por las recomendaciones de gente que conocemos y en la que confiamos. Basta que uno de ellos nos hable mal de un producto o servicio para que evitemos adquirirlo… salvo que queramos probarlo por nuestra cuenta. Pero si son ya muchas personas hablando mal y con fundamento de una mala atención, malos servicios, mala calidad, maltrato, deberíamos poner las barbas en remojo.

Por lo menos hablando de Piura, su potencial turístico no solo se concentra en Catacaos y las playas de Talara. Por nuestra ubicación al extremo oeste de Sudamérica y nuestra cercanía a la línea ecuatorial, nuestros climas y relieves han creado una diversidad de paisajes increíble. Todos pueden tener potencial  turístico. La pregunta es… ¿podemos administrarlos con estándares mínimos internacionales?

A nivel del Perú, por cada 25 dólares que nuestro país genera, 1 dólar viene del turismo. Y este es dato oficial, por si acaso, y básicamente se refiere a los servicios de transporte, alojamiento y alimentación. Para quienes crean que es poco, solo en estos componente se genera empleo para un millón 300 mil de las 33 millones de personas que vivimos en territorio peruano. Aquí todavía no se incluyen los empleos indirectos que vienen de la agricultura, los talleres mecánicos, la construcción civil, las estaciones de servicio, la gasfitería, los supermercados, o los talleres de artesanía… y así puedo pasarme todo el día.

Dicho esto, la importancia del turismo es vital para la economía de cualquier país. Además, puede ser su sello mundial. Descuidar los detalles es matar a la gallina de los huevos de oro. Si no, pregunten en Machupicchu, Cusco, donde hay muchos turistas, pero faltan boletos para visitar una de las siete maravillas del mundo     moderno.


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