Por Nelson Peñaherrera
Castillo
En la región Piura, el deterioro de la infraestructura educativa está dejando de ser un patrón aislado para convertirse en una constante que atraviesa geografías, presupuestos y niveles de gobierno.
Esta segunda entrega de Educación
en ruinas recoge nuevos casos documentados tras la publicación de
nuestro primer reportaje, centrado en Jililí, Sapillica y Suyo (Ayabaca), y
Castilla (Piura). Ahora, las voces y las evidencias provienen de Tambogrande
y Huancabamba, donde escuelas enteras sobreviven entre promesas
incumplidas y soluciones temporales.
La
Rita: entre el bosque seco y la espera eterna
En el caserío La Rita, al
sur del distrito de Tambogrande, el tiempo se ha detenido para más de 700
estudiantes de la I.E. N.º 15116. El terreno, cercado con palos y cubierto de
tierra y desechos, aún espera la promesa de una escuela nueva. La Municipalidad
Provincial de Piura, actual responsable del proyecto, no ha ejecutado la obra,
pese a que ya hay dos expedientes técnicos financiados, uno de ellos por más de
S/ 112 mil.
La directora del plantel,
la hermana Jaqueline Domínguez Silupu, declaró: “Hace dos meses se apersonaron
dos ingenieros de la Municipalidad de Piura para levantar observaciones de
servicio de agua y energía eléctrica en el sitio, que es lo que no permitió que
se ejecute la obra. Nuestra escuelita tiene muchas carencias que dificultan
desarrollar actividades de aprendizaje y lograr las competencias que
planificamos alcanzar en nuestros estudiantes.”
Y agregó: “Pedimos a las
autoridades regionales y a ustedes, señores periodistas, que nos apoyen para
que se logre ejecutar la reconstrucción de nuestro colegio.”
La escuela se ubica en el
bosque seco casi primario de la Margen Izquierda, una zona que no forma parte
de la irrigación San Lorenzo. Pertenece a la comunidad de Locuto,
articulada por la carretera Km 21-Tambogrande, que conecta la vía
Piura-Chulucanas con el ramal de la Panamericana que lleva hacia la sierra
ecuatoriana.
Nueva Esperanza:
dignidad en lo alto, abandono en lo profundo
A
más de 2800 metros de altitud, en el caserío de Nueva Esperanza —parte de la comunidad de Quispampa, en el valle de Huancabamba—, la I.E. N.º 15453 resiste al frío, a la lluvia y al olvido institucional.
Su director, Dante Reyes
Casanova, lo resume sin rodeos: “Las maderas se encuentran rajadas. Existe un
segundo piso que ha sido desocupado para evitar cualquier riesgo de derrumbe.
[…] Hemos gestionado ante el PRONIED la dotación de dos aulas prefabricadas con
mobiliario. Por lo pronto, tenemos resuelto el problema para las labores
escolares, pero no sin dejar de temer que el local antiguo colapse por un
movimiento telúrico o las condiciones climáticas, que son muy duras.”
Esa inquietud no es
exagerada. En un artículo anterior –“Identifican 37 zonas críticas por sismos
en Piura”– analizamos un informe de Ingemmet, que identifica al valle de
Huancabamba como una de las zonas más vulnerables de la región ante eventos
sísmicos. El informe advierte sobre el riesgo de deslizamientos y colapsos
estructurales debido a asentamientos en laderas erosionadas.
La escuela ya contaba con
un expediente técnico financiado por la Municipalidad Provincial de
Huancabamba, pero, como relata Reyes: “Ese perfil costó cerca de S/ 100 mil y
quedó estancado. Lo encontramos arrumado en un almacén municipal. Nadie de las
autoridades actuales se interesa en el tema.”
Su crítica al gasto
público es directa: “Se gastan los recursos, pero no se construyen las obras.”
Este medio ha abierto
espacio para que todas las entidades mencionadas puedan dar a conocer su
versión sobre los casos aquí reportados.
Enlaces
referenciales:
- Primera
entrega: Educación en ruinas I
- Informe
técnico de Ingemmet: 37 zonas críticas por sismos en Piura
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