Foto por Contraloría General de la República.
1. ¿Qué ocurrió
exactamente?
- La Contraloría General de la República (CGR)
reportó que el agua potable que distribuye la EPS Grau
mediante camiones cisterna en Chulucanas tiene niveles de cloro
muy bajos. En concreto, en una visita de control entre el 20 de agosto y
el 21 de octubre de 2025, se midió un residual de 0.42 mg/L en muestras
recogidas en el asentamiento Miguel Montenegro Castillo. Eso está
por debajo del mínimo exigido por la normativa sanitaria. (Distrito.pe)
- Según el Reglamento de la Calidad del Agua para
Consumo Humano (y normas sanitarias para cisternas), el agua
debe tener un residual de cloro de al menos 0.8 mg/L cuando se entrega a
los usuarios. La desinfección es clave para evitar contaminaciones durante
el transporte.
- Además, la Contraloría detectó fallas organizativas:
en el punto de abastecimiento no hay equipos permanentes para monitorear
el cloro residual. Esa tarea la hace un contratista solo cuando reparte. Y
hay un tema físico: las mangueras usadas en los camiones cisterna estaban
expuestas al polvo y al sol, sin protección sanitaria, lo cual podría
favorecer la contaminación.
- La CGR ha pedido a EPS Grau tomar medidas urgentes
para corregir todo esto.
2. ¿Por qué este
hallazgo es preocupante?
- Un nivel demasiado bajo de cloro residual implica
que el agua podría no estar suficientemente desinfectada, lo que aumenta
el riesgo de microorganismos patógenos (bacterias, virus) que
podrían enfermar a quienes la consumen.
- Las condiciones de transporte (mangueras
sucias o mal protegidas) pueden facilitar la recontaminación del agua
justo antes de llegar a los hogares.
- Que no haya monitoreo constante (“no hay equipos
permanentes”) sugiere falta de control por parte de la EPS. Si solo
se mide cuando hay un reparto, podríamos estar ante un problema
sistemático y no solo un descuido puntual.
3. ¿Hay
antecedentes o contexto relevante?
Sí. Este problema
no surge de la nada, se inserta en un patrón más amplio:
- En Chulucanas ya hay quejas históricas por deficiencias
en el servicio de agua potable. Según Cutivalú Piura, “ocho de cada 10
pobladores” tendrían serios problemas para recibir agua de calidad, y
muchos dependen de cisternas porque no tienen acceso estable al servicio.
(Cutivalú
Piura)
- También hubo interrupciones por fallas en la
infraestructura: por ejemplo, en septiembre de 2025 la EPS Grau
reportó una rotura en una línea de impulsión y suspendió temporalmente el
suministro mientras se repara. (Correo)
- A nivel institucional, existe un convenio
interinstitucional firmado en 2021 entre la Municipalidad Provincial de
Morropón-Chulucanas y la EPS Grau para que el agua llegue a las
familias vulnerables vía cisternas. (Gobierno
del Perú) Esto demuestra que parte del suministro por cisterna
responde a un esfuerzo concertado para atender a quienes no tienen red
fija, pero ahora la calidad de esa agua está en entredicho.
4. Contexto
geográfico y demográfico de Chulucanas
Para entender mejor
la magnitud del problema, conviene conocer algo del lugar:
- Ubicación: Chulucanas
es el distrito y la ciudad capital de la provincia de Morropón, en el
departamento de Piura. Está a unos 58 km al este de la ciudad de Piura, y es
la puerta a la parte alta de la cuenca del río Piura. (Indeci)
- Altitud:
Aproximadamente 92 metros sobre el nivel del mar. (Indeci)
- Población: Según datos
recientes, el distrito de Chulucanas tiene alrededor de 92 mil 419
habitantes. (Distrito.pe)
Otra fuente, City-Facts, reporta cerca de 75 mil 792 personas para
la ciudad, lo que da una densidad de población baja a moderada, cerca de 87,9
hab/km². (Datos Ciudad)
- Economía y cultura: En la zona predominan actividades agrícolas (limón,
mango, maíz, cacao) y ganaderas. También es conocida por la cerámica
tradicional, un aspecto cultural importante. (Gobierno
del Perú)
- Historia: La provincia
de Morropón (con Chulucanas como capital) fue creada en 1937. (Gobierno
del Perú)
5. Análisis e
implicancias
- Desigualdad en el acceso al agua: El hecho de que muchas familias dependan de camiones
cisterna refleja un déficit en el suministro de agua por red fija.
Esto ya es un problema estructural, y ahora se suma la preocupación por la
calidad del agua que reciben.
- Riesgo sanitario real: El bajo nivel de cloro es una falla crítica porque
la desinfección es la primera barrera contra enfermedades transmitidas por
el agua. Si no se corrige, podrían generarse brotes o enfermedades
gastrointestinales, especialmente en poblaciones vulnerables.
- Descontrol en la gestión: La falta de equipos permanentes para analizar el
cloro sugiere una gestión poco profesional o con recursos insuficientes.
Depender de contratistas para medir es peligroso si no hay supervisión
continua.
- Responsabilidad institucional: EPS Grau y las autoridades locales están implicadas
directamente: deben responder no solo por el reparto del agua, sino
también por su calidad. Dado el convenio existente, la municipalidad
también tiene un rol clave.
- Transparencia y participación ciudadana: El informe de la Contraloría está disponible
públicamente, lo que abre espacio para la presión ciudadana. Las
organizaciones vecinales pueden demandar monitoreo, seguimiento y
soluciones estructurales.
6. Recomendaciones
(para mis seguidores o para las autoridades)
Para que esta
situación no quede en una advertencia más, estas podrían ser algunas rutas de
acción:
- Monitoreo sistemático: Que EPS Grau instale equipos permanentes para medir
el cloro residual en los pozos y antes de que el agua salga de los
camiones cisterna.
- Mejora de la logística de distribución: Proteger las mangueras y tanques de cisterna para
evitar contaminación posterior al tratamiento.
- Inversión pública: Reforzar la red de agua potable para reducir la
dependencia de cisternas, especialmente en zonas vulnerables.
- Transparencia: Publicar los resultados de calidad del agua
periódicamente para que la población sepa si el agua es segura.
- Participación comunitaria: Fomentar que las comunidades formen comités de
vigilancia del agua, para reportar deficiencias y exigir soluciones.
El alerta de la
Contraloría revela un problema más profundo de gestión hídrica en Chulucanas:
no basta con llevar agua a las familias si esa agua no está garantizada como
segura para su consumo. Dado el contexto socioeconómico y la historia de
deficiencias en el servicio, es fundamental que las autoridades den una
respuesta estructural. Esta no es solo una falla técnica, sino una cuestión de
salud pública y derecho humano al agua.
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