Ya recordamos que las tildes nos permiten hacer visibles las sílabas tónicas de acuerdo a ciertas reglas gramaticales según dónde esté ubicada tal sílaba; pero sucede que una palabra con tilde suele significar dos o más cosas más o menos distintas, y el problema se nota más si aparecen en la misma oración.
Aquí aplica la excepción de la regla. Nos enfrentamos a las tildes diacríticas, o las que solo se hacen visibles para diferenciar las diferentes funciones y los distintos significados de una palabra escrita con las mismas letras.
Vamos a revisar casos frecuentes, que hallo a cada rato en textos varios y en mis conversaciones de las redes sociales.
- Más/Mas: Con tilde es un adverbio de cantidad (“más manzanas por hectárea”), que también podemos utilizar para comparar proporciones (“Hace más calor en Sullana que en Piura”.); sin tilde es una conjunción adversativa o que expresa controversia, y que se usa más en poética (“Yo sé que esquivas mi mirada; mas si me besaras….”), y que en prosa me suena a una expresión típicamente portuguesa que se traduce como ‘pero’ (Eu acredito seus olhos nao me procuram, mais eu precisso…”), así que puedes reemplazarlo por pero, sin embargo, en contraste, según convenga.
- Sí/Si: Con tilde expresa afirmación –ni vuelta que darle-, o expresa pertenencia (“Pensó para sí misma que eso era una tontería”.); sin tilde introduce una posibilidad (“Si tenemos dos niños y cuatro manzanas…”).
- Mi / Mí: Sin tilde es un artículo posesivo (“mi casa”, “mi perro”); con tilde es el pronombre posesivo de la primera persona (“esa camisa es para mí”).
- Tú/Tu: Con tilde es el pronombre que corresponde a la segunda persona singular (“Tú no eres mi amiga”.); sin tilde es un artículo posesivo de la segunda persona singular (“Tu amiga me invitó”.). la misma explicación aplica para él/el.
- Sé/se: Con tilde es la conjugación en primera persona singular tiempo presente del verbo saber (“Sé muy bien que no vendrás”.); sin tilde es una conjugación del verbo copulativo ser que aplica desde la segunda persona singular formal (usted) hasta la tercera persona plural en los tres tiempos (“Usted se asustó, ella se asusta, ellos se asustarán”.)
- Té/te: Con tilde es un sustantivo común que alude a la bebida que solemos tomar de vez en cuando; sin tilde es la conjugación del verbo ser para la segunda persona coloquial (“¿Te piensas tomar otra taza de té?”)
- Qué, cuándo, cómo, dónde, por qué, quién: Además de que siempre llevan tilde cuando formulan una pregunta, si los liberamos de los signos de interrogación (o de exclamación), se convierten en pronombres interrogativos y conservan su virgulilla (“Lo que nunca me dijiste es por qué te apropiaste de mi dinero”.); como viste en el ejemplo entre paréntesis, cuando funcionan como adverbios y conjunciones no llevan tilde.
- Solo: Por alguna inexplicable razón, la Real Academia eliminó la regla que diferenciaba al adverbio del adjetivo, eliminó la tilde en el primer caso y dejó de ser una palabra diacrítica. Yo estoy en contra de esta regla, pero acuerdos son acuerdos… aunque sean metidas de pata.
Estos son algunos ejemplos que nos advierten tener cuidado cuando nos expresemos por escrito, sobre la necesidad de usar la tilde cuando sea necesario.
Como siempre, sigamos dialogando sobre estas y otras dudas en Facebook y Twitter.
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