Con toda la humildad del mundo
Está comprobado que si quieres aprender
a escribir bien, tienes que aprender a leer bien. Esto quiere decir que
comprendas lo más posible aquello que transmite quien escribe más allá de lo que
enuncia.
Y es que siempre que comunicamos nos
movemos a dos niveles: lo que decimos, que se conoce como el mensaje, y lo que
en realidad queremos decir pero no es evidente al primer vistazo, que se conoce
como metamensaje (meta es una palabra griega que significa ‘más allá’).
Entonces, cuando redactas una oración
enuncias o manifiestas un mensaje, y transmites (también ‘trasciendes’) o cargas
cada palabra con un significado especial que va directo a la mente de quien te
lee.
Ahora bien, una cosa es enunciar y
transmitir sin control alguno, y otra cosa es cuidar cada uno de esos dos
planos. Y para ello, tienes que dominar la unidad básica de la comunicación, por
lo menos en nuestro idioma: la palabra.
El dominio de las palabras implica
conocerlas en su estructura formal (la ortografía y la gramática) y también en
su estructura profunda (lo que significan y con qué otras palabras están
emparentadas).
La fuente por excelencia para conocer y
dominar las palabras en sus dos planos es (redoble… ratatatatatatattatatan) ¡el
diccionario de significados! También conocido como diccionario a secas o amigo
mataburros en círculos ‘más íntimos. Por cierto, ¿por qué se ensañan con el
burro como un ser falto de inteligencia, cuando al menos los burros piuranos son
lo máximo en memoria y resistencia? Bueno… sigamos.
Todas las palabras de nuestro idioma, y
las que vamos adoptando de otros muy a nuestro pesar, están contenidas en el
diccionario. Solo hay que saber buscar.
La técnica es simple: cuando leas, ten
lápiz y papel a la mano, apunta esas palabras que te suenen raras o generen
dudas, y ve al diccionario a buscarlas.
Si aún conservas los diccionarios en
formato impreso, éstos se organizan alfabéticamente: A, B, C, D, E, F, G, H, I,
J, K, L, M, N, Ñ, O, P, Q, R, S, T, U, V, W, X, Y y Z. según la
Real Academia
de la Lengua Española, el órgano supremo que cuida (¿?) y promueve nuestro
idioma, esas son todas las letras de nuestro alfabeto.
Hay gente que sigue incluyendo a la CH y
la LL como parte de él, pero la verdad es que la Academia las considera solo
como sonidos combinados hace más de tres décadas. De hecho, si hubiera que
incorporar letras combinadas, tendríamos que meter a la SH o la TS o la TL,
ampliamente usadas en el quechua (como en “shingar”) o el inglés (como en “Wáshington”),
el japonés (como en “tsunami”) o el náhuatl (como en “Popocatépetl”), cuyas
voces hemos ido incorporando en nuestro idioma, e incluso en otros idiomas.
Entonces, los diccionarios se organizan
en base a esas letras, y luego en base a combinaciones que siguen el mismo
orden. Por ejemplo, para la A, tenemos AA, AB, AC, AD, AE, y así sucesivamente.
Y ese es otro truco para buscar con rapidez en los diccionarios impresos.
Aquí va un ejercicio: el adjetivo”activo/activa”.
Sé que la primera letra es A, y su combinación básica es AC; entonces, abro el
diccionario, ubico la A, y de inmediato me fijo en la combinación AC, que va
después de la Aa y la AB. Una vez que halle el paquete AC, busco AcT, y “activo”
no tardará en aparecer.
Para quienes suelen leer, este método
puede parecerles aburrido y anticuado; sin embargo, todavía hay muchas personas
que ignoran esta lógica, y aquí estamos para intercambiar aprendizajes. En todo
caso, si estás enseñando a leer a alguien, este método lógico puede salvar
vidas. Tal como lo lees.
Pero, claro, ahora y gracias a la
Internet, podemos ingresar a cualquier diccionario en línea, escribir
(¡correctamente!) la palabra y listo. Pero, todavía no hemos completado nuestra
tarea. A propósito, yo siempre recomiendo consultar el
Diccionario de la Real
Academia de la Lengua española, que constantemente está actualizándose,. Además
la academia tiene una cuenta en Twitter donde mandas tus dudas y en término de
12 horas como máximo te responden. Por lo menos a mí sí me funcionó.
Entonces, sea en impreso o sea en línea,
tenemos nuestra palabra o voz. Nota que primero aparece toda resaltada y tal
como debe escribirse, lo que nos permite conocerla en su nivel formal. A
continuación, aparece su significado o definición (lo que es), que nos permite
conocer su nivel más profundo.
Al costado de la palabra se acostumbra
poner indicaciones respecto a su categoría (sustantivo, pronombre, adjetivo,
adverbio…), su género (masculino, femenino o neutro), y, en algunos casos, el
vocablo del que procede (que en el español casi todo viene del latín). Toda esa
información es útil, especialmente cuando nos lanzamos a la práctica de redactar
oraciones. A veces, también figuran indicaciones sobre la versatilidad de cada
palabra .
Ya en la definición o significado, puede
suceder que encontremos una o varias acepciones. Una acepción es la forma exacta
cómo se define una palabra; pero hay palabras que pueden tener diferentes
significados o acepciones (ejemplo: letra), sobre las que la Academia se ha
tomado el trabajo de jerarquizar en función del uso general y la precisión del
significado, ya sea connotativo (es lo que es) o figurado.
Y este detalle ha de tomarse muy en
cuenta porque cuando escribimos también transmitimos una intención abierta u
oculta. Y ello influye en las palabras que seleccionamos: si nuestra intención
es avierta, tendemos a usar las acepciones connotativas o exactas de las
palabras; si nuestra intención es oculta, tendemos a usar las acepciones
figuradas.
Ojo que tener una intención oculta no
significa que persigamos un fin negativo. si te encanta la poesía, notarás que
está repleta de acepciones figuradas, especialmente en las metáforas. Sí, hasta
para entender literatura en verso necesitas un diccionario.
Entonces, si tienes mucho o poco dinero,
y lo quieres invertir en alimentar tu biblioteca, mi consejo es que tu primer
libro sea un diccionario de significados. Y si confías en la Internet, pon en
tus Favoritos, el sitio web de un buen diccionario en línea.
Como siempre, podemos seguir
intercambiando inquietudes en mis cuentas de
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