viernes, 19 de noviembre de 2021

Tres fases clave para una buena entrevista

Como ya lo mencioné en otra parte de este blog, la entrevista es uno de los formatos en los que me siento más cómodo porque me permite ofrecerle al público información dicha directamente de la fuente, no parafraseada o interpretada por mí. De hecho, la entrevista es considerada como la herramienta básica no solo para obtener datos que te permitan redactar cualquier estilo informativo sino para cualquier material de comunicación social como un aviso de publicidad o una estrategia de relaciones públicas.


El truco de la entrevista, cualquiera sea sus fines no solo es saber preguntar sino saber ponerle atención a la respuesta para entender si satisface una inquietud o motiva la curiosidad de seguir averiguando más sobre el asunto.


Como un producto o contenido, la entrevista es un pedazo de tiempo muy interesante porque todo radica en cuál sea tu habilidad para sostener una conversación y que todo lo que digas y lo que te digan luego pueda captar el interés del público. Y no se trata solo de sentarte (lo ideal es estar sentado) junto a alguien que todo el mundo conoce, sino demostrarle a la audiencia por qué merece conocer a alguien a quien usualmente desconoce.


Al margen del fin que tengas a la hora de entrevistar, creo que hay tres factores clave que harán del momento algo que te motive a hacer y que para la gente significará que valió la pena estar pegada a la pantalla (o el papel). Lo primero es la preparación, lo segundo es la elaboración, y lo tercero es cómo la pones en escena.




Sobre preparar una entrevista, es tan sencillo como decir que todo se basa en investigar, pero ese verbo ya te plantea un primer reto: ¿qué debes investigar? Si ya vas con un tema en la cabeza, pues todo lo referente a ese tema para que, cuando la persona te responda, tú tengas la capacidad de entender y anticiparte; si se trata de destacar a la persona, definitivamente todos los hitos de su vida que sean relevantes y suficientes para poderla retratar con la mayor transparencia posible ante la gente.




Elaborar una entrevista siempre va a consistir en organizar toda la información que hayas podido conseguir y organizarla de forma lógica. Especialmente si se trata de una conversación que se va a ver, escuchar o leer, el público debe sentir que existe un orden, que no se salta de tema a tema a la loca, y que incluso ese orden genere cierto nivel de emoción o reacción en la gente más allá del simple hecho de conversar.




Poner en escena la entrevista ya es el momento de la verdad. Se trata de sentarse frente al micrófono (y como en los casos ilustrados en esta entrada) frente a la cámara y arrancar. Lo básico, especialmente si se trata de una persona desconocida, es presentarla ante el público: quién es, a qué se dedica, por qué vale la pena escucharla o verla. Lo siguiente es desarrollar la pauta que te salió durante la elaboración teniendo cuidado de no ser tan rajatabla puesto que alguna respuesta podría generarte una repregunta no planificada, y si tu mente no está atenta, se te va a escapar la oportunidad.


el otro aspecto, si la entrevista se va a difundir y dependes de un equipo de producción para hacerlo, es dialogar con todos antes de comenzar de tal forma que "hablen el mismo idioma" mientras cada quien hace su trabajo. Que a lo mejor se fijen en un gesto, que sepan marcarte el tiempo, que te avisen cuando el ritmo se acelera o ralentiza más de lo debido, en fin: trabajar en equipo.


Obviamente que hacerlo bien jamás sale a la primera, pero hay casos excepcionales que sí. Sin embargo, como dice un colega mío, errando se aprende. La cosa es perder el miedo y ser uno mismo. A lo largo de esta entrada hay ejemplos del programa de entrevistas que produje y conduje este año. Además, puedes ampliar más presionando en este enlace.

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