La gente suele tener historias valiosas para difundir al
público con más frecuencia de lo que cree. El problema es, mayormente, que por
diversas razones no llegan a los medios y se quedan en el olvido. Esto genera
mucha desazón por parte de esa gente, que llega a creer en cierto desinterés
del periodismo, aunque en realidad podría tratarse de ignorar una técnica que
haga a esas historias altamente atractivas para ser difundidas.
Aunque tener un contacto pudiera ser tu primera respuesta,
el reto es cómo llegar a hacerte público no conociendo a nadie y no confiando
ciegamente en el poder de las redes sociales (ayudan, pero la posibilidad de
sobresalir es casi un juego de azar). Por otro lado, podrías tener el problema
de un bajo o un nulo presupuesto para hacer una gran campaña de medios que te
ubique bajo el reflector. Por eso, aquí te propongo una matriz que puedes
considerar para que ese esfuerzo comience a ser exitoso.
Memoriza este acrónimo, CEI, que resume las tres habilidades
que debes desarrollar: contar una historia, escribir una historia, impulsar una
historia.
Contando la historia
La periodista piurana Margarita Rosa Vega, una de mis
mentoras, dijo en una reunión ante científicos que la mejor manera de decir lo
que estás haciendo es asumiendo que tu audiencia es un niño o una niña de cinco
años de edad, así que tus dos primeros desafíos serán captar su interés y maravillarle.
Lo primero se logra ordenando todos tus hechos bajo dos
estructuras lógicas. La primera es la del drama clásico o de tres actos, que
comienza planteándome los datos básicos de tu historia, luego los desarrolla y
finalmente los conduce hasta un final abierto o cerrado; la segunda es usando
lo que en periodismo llamamos pirámide invertida,
esto es poner lo importante e interesante al inicio y dejando lo irrelevante e
indiferente para el final.
Lo segundo se logra poniéndote en el lugar de quien va a
conocer tu historia e imaginar que te hace una serie de preguntas a las que
irás respondiendo usando alguna de las dos estructuras del párrafo anterior,
pero teniendo la habilidad de crearle nuevas preguntas que le dejen con hambre
de saber más. ¿Y qué sigue? ¿Qué viene a continuación? ¿Cómo me cambia la vida?
Escribiendo la
historia
Teniendo clara la estructura para contar la historia y la
dosis de los datos, lo mejor que puedes hacer es tomar tu lápiz o tu teclado y
comenzar a redactar. Sé que esta puede ser la parte más complicada para muchas
personas si acaso no se tiene la práctica, pero es precisamente la práctica lo
que necesitas para lograr maestría.
Usa oraciones directas, las de estructura básica
sujeto+verbo+complemento, y luego lee tantas veces lo que hayas escrito hasta
que cobre sentido. Corrígelo tanto como puedas, y luego ponlo a prueba: si no
tienes un amigo periodista que te lo revise, envíaselo a alguien que no sea muy
conocido tuyo, que casi no sepa a qué te dedicas, y no le preguntes si lo
entendió (te dirá que sí o que no), sino que te diga en sus palabras lo que entendió.
Si su respuesta coincide o se aproxima mucho a la idea que
quieres transmitir, vas por muy buen camino. Si no coincide o se aleja
demasiado de tu idea, reescribe y cuando tengas una nueva versión, envíalo a
otra persona bajo los mismos criterios. Me lo puedes enviar también a mí; más
abajo te dejaré cómo contactarme.
Impulsando la
historia
Una vez que tu versión escrita haya pasado la prueba, tenla
lista y pon atención a los primeros dos párrafos. Entonces, lánzate a la
aventura de contactar al medio de comunicación para contarle qué estás
haciendo. Pero, ojo, no tienes que apuntar a cualquier lado; busca el que sea
preferido por la gente a la que vas a dirigirte, y la mejor forma de saberlo es
preguntándole directamente cuál prefiere. Quédate con sus dos primeras
respuestas.
Cuando tengas definido al medio, entra su sitio web, busca
sus datos de contacto, fíjate si sus artículos e historias llevan firma, quizás
el autor o la autora dejen un contacto de correo o redes. Si es afirmativo,
envíale un mensaje contándole tu historia en resumen. ¿Cómo se logra esto?
¿Recuerdas los dos primeros párrafos que debías seleccionar y memorizar? Pues
aquí es cuando vas a necesitarlos.
Si el o la periodista te manifiesta su interés y te
responde, adjúntale el texto que escribiste en el ejercicio del paso 2. Si
tienes fotos o enlaces de video, inclúyelas. Preferentemente usa la función de
Archivo Adjunto antes que la de datos incrustados porque luego habrá problemas
a la hora que lo descarguemos. Aquí recién es cuando tus redes sociales van a
funcionar: si ya has difundido algo y además de muchos votos a favor, tienes
buenos comentarios, es casi seguro que el periodista propondrá tu historia a
sus editores, y éstos aprueben la cobertura. Si consigues interesar al editor,
doble punto a tu favor.
Si quieres más
consejos o necesitas un entrenamiento intensivo presencial o a distancia,
puedes escribir a mi correo electrónico, o contactarme mediante mis cuentas de
Facebook, Twitter o LinkedIn.
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