¿Por qué demonios debería un periodista saber geografía? Sé que "geografía" trae recuerdos de clases interminables donde apenas reteníamos lo básico. Pero, colegas, les cuento un secreto: la geografía es el "superpoder" definitivo en este oficio. Imagina que debes cubrir un desastre natural; entender el terreno, el clima y los cuerpos de agua te permite explicar el contexto de los hechos y anticipar el impacto.
No necesitas volverte una enciclopedia,
pero sí saber esos detalles que hacen que el lector exclame: "¡Ahora
entiendo!". Esto no solo te convierte en un periodista más informado, sino
que también fortalece la confianza de tu audiencia.
Y, claro, hay quienes
piensan: “¿Para qué necesito esto si cubro deportes?” La geografía va más allá
de los mapas físicos. Por ejemplo, en coberturas internacionales, comprender el
contexto climático o político del lugar puede añadir profundidad a la historia.
Así que, si quieres elevar
tu nivel, la geografía es una herramienta valiosa. Y si necesitas ayuda para
mejorar tu GPS mental, aquí estoy yo, Nelson, listo para compartir los
secretos de cada río y cerro de este país.
En medio de la cobertura
de una emergencia, el drama no aporta; lo que cuenta es mantener la calma.
La compostura es un superpoder tanto como el conocimiento geográfico. Durante
un incendio o una alarma, la regla es clara: calma y claridad mental. La imagen
de un periodista que, en lugar de perder la cabeza, se enfoca en ayudar y
organizar, inspira confianza y respeto.
Cuando se pierde la compostura, se pierde también la credibilidad, y en este oficio, la imagen importa.
Por otro lado, hay una
tendencia preocupante en el discurso político actual: la narrativa simplista de
“buenos” y “malos”. Esta historia donde el empresario es siempre el villano y
el campesino, el héroe, es una herramienta de manipulación que convierte los
problemas complejos en blanco y negro.
Claro, existen empresarios
que cruzan la línea, pero también campesinos con intereses fuertes. La realidad
es que ambos lados tienen sus grises. Los políticos que simplifican los
problemas en dicotomías fáciles buscan más aplausos que soluciones. ¿Cuántos
están realmente comprometidos con mejorar la vida de los campesinos?
Reducir los problemas a héroes y villanos no ayuda a nadie, y confiar ciegamente en esos discursos populistas solo alimenta desigualdades.
Y hablando de
simplificaciones, la carrera presidencial en Estados Unidos,
protagonizada por Kamala Harris y Donald Trump, trae consigo sus
propias complejidades. El sistema electoral estadounidense es indirecto, lo que
significa que los resultados no dependen solo del conteo de votos, sino de los
electores del Colegio Electoral.
Este proceso puede
resultar en una espera prolongada para los resultados finales, extendiéndose
incluso hasta diciembre. Así que, aunque el suspenso esté en su punto máximo,
la paciencia será clave en esta contienda.
La geografía, la calma en
la cobertura de emergencias y la capacidad de ver matices en los discursos son
aspectos cruciales para un periodismo honesto y de calidad. En este oficio,
saber hacia dónde queda el río o entender el sistema electoral de otro país,
hace la diferencia. Porque al final, nuestro trabajo no es solo contar
historias, sino contarlas bien.
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