Con toda la humildad del mundo, agradezco a todas las personas que me felicitan por la manera como escribo.
Es un ejercicio divertido, retador y extenuante en algunos casos.
Para quienes aman el deporte con fines formativos, escribir es lo mismo que entrenar en serio: comienzas con un nivel sencillo, y lo vas complicando conforme avanzas hasta ser capaz de dominar técnicas y destrezas por encima del promedio o más allá.
Personalmente creo –otra vez, con mucha humildad- que estoy encima del promedio, es decir, mis sintaxis procuran ser coherentes, despliego un considerable vocabulario, y mantengo la agilidad incluso en textos superiores al par de carillas.
El secreto para escribir bien es saber leer, que no solo consiste en repasar la vista o el oído por las líneas de un texto, o identificar las grafías, sino se trata de comprender lo que ese conjunto de palabras y oraciones nos quiere decir (incluso cuando no quiere decirnos nada).
Sobre lo que debes leer, repito lo que me aconsejaron cuando se dedicaron a pulirme como redactor: lee de todo. Yo agregaría: lee de todo, y especialmente lo que te fascina. ¡ojo! “lo que te fascina”, no solo lo que te gusta. De esa forma, le comenzarás a hallar el gusto, y luego querrás lidiar con textos más complejos o donde vayas con intención de aprender antes que de criticar.
Cuando termines de leer, trata de elaborar tus resúmenes. Di con tus palabras y en forma breve lo que entendiste de ese texto.
Si puedes, comparte tus puntos de vista con otras personas, y así enriquecerás tu comprensión de lectura.
Bueno, esto para comenzar. Me gustaría que este espacio te permita ir aprendiendo esas pequeñas técnicas para que desarrolles la destreza de escribir.
Entonces, espero tus preguntas, dudas o comentarios por aquí o en mis cuentas de Facebook o Twitter.